Argentina,
Santa Fe y Barcelona, 15
de octubre de 2024 Infancia
y salud SOBRE LA VACUNA CONTRA EL CHAGAS La
vacuna contra el
chagas será de
administración
intra-nasal. Las
vacunas nasales son
tanto o más efectivas
que las inyectables. Una
niña de dos años fue el
primer caso confirmado
de la enfermedad de
Chagas.
La diagnosticó el
médico brasilero Carlos
Chagas, en Brasil, quien
un año antes había
descubierto el parásito
Tripanosoma cruzi
en el intestino de una
vinchuca. De esto hace
115 años. Ahora, la
perspectiva de una
vacuna le abre la puerta
a la esperanza. Por
primera vez se
confirmaba que el tal
parásito causaba aquella
enfermedad que más
adelante sería
denominada enfermedad de
Chagas. Desde entonces,
mucho se ha avanzado en
cuanto a lo que se sabe
de la enfermedad, pero
poco se ha avanzado en
cuanto al tratamiento.
La vacuna entonces es
bienvenida. La
vacuna es efectiva. Como
otras vacunas, no evita
el contagio sino el
desarrollo de la
enfermedad. Desde hace
años que la ciencia
trabaja, investiga en
busca de una vacuna
contra el chagas, pero
las especiales
características del
parásito, y cómo éste
interacciona con el ser
humano, sobre todo con
sus defensas, hacen que
la búsqueda de una
vacuna sea un objetivo
difícil. Pero ahora todo
indica que van bien,
aunque la vacuna aún
está en fase
pre-clínica. Las
investigaciones
sobre esta vacuna las
lleva adelante un grupo
de once grandes centros
científicos del mundo,
del más alto nivel y
coordinados entre sí.
Entre ellos está el
Instituto de
Microbiología y
Parasitología (*) de la
Universidad de Buenos
Aires, que forma parte
del Conicet. Ya sabemos,
y el mundo lo sabe, y
esto nos avergüenza, que
quien por el momento es
presidente de la Nación,
con el apoyo de ciertos
legisladores, recortan
el presupuesto
universitario y de
investigación, y
lesionan así las líneas
de estudio, y por tanto
el prestigio del país.
Dudo que sepan lo que
hacen. Por
suerte, el citado grupo
científico recibe
financiación de la Unión
Europea
a través del
programa Horizon 2020.
De esta manera, los de
afuera se manifiestan
más interesados en una
vacuna contra el chagas
que nuestro presidente y
sus genuflexos apoyos.
El proyecto de estos
centros científicos
recibe en conjunto el
nombre de Cruzivax,
y la vacuna se basa en
el gen Traspain. Hay
otras vacunas que
también se están
investigando. Todas
estas vacunas están en
fases iniciales,
pre-clínicas, y los
mismos científicos
admiten que pese a los
buenos resultados
preliminares, la
investigación se demora,
incluso se estanca, a
causa de dificultades
legales y burocráticas,
recursos a veces
insuficientes y un
mercado obviamente
limitado. Algo
parecido pasa con los
únicos dos medicamentos
que hoy están
disponibles contra el
chagas. No son nuevos,
tienen más de medio
siglo: uno es de 1965 y
el otro es de 1971. No
son todo lo efectivos
que sería de desear, y
tienen unos efectos
secundarios que a veces
impiden continuar el
tratamiento. Pero aquí
también está abierta la
puerta de la esperanza
porque hay nuevos
medicamentos bajo
prometedora
investigación, así como
nuevas y mejores
estrategias en cuanto a
dosis y días de
medicación. El
interés internacional
por el chagas no termina
aquí, tal vez porque la
globalización también
conlleva la expansión de
las enfermedades hacia
nuevos destinos, incluso
allá donde eran del todo
desconocidas como, por
ejemplo, Europa y
Estados Unidos. En
efecto, una de las
revistas médicas más
importantes del mundo, The
Lancet, publicaba
el mes pasado una
serie de varios
artículos para
actualizar lo que se
sabe sobre el chagas y
para explicar lo que ya
está en investigación
avanzada. Entre los
numerosos autores que
participan en esta serie
hay varios argentinos
que trabajan e
investigan en
universidades
argentinas, públicas, y
esto demuestra que la
universidad argentina es
seria y que por tanto
merece que se la tomen
en serio. Esta
serie de artículos nos
recuerdan a todos que el
chagas sigue siendo una
de las enfermedades
olvidadas, poco
atendidas, víctimas de
la negligencia. Que en
su biología también
intervienen perros y
otros mamíferos del
entorno doméstico. Que
afecta grave al corazón,
al intestino y al
esófago, y también
provoca daño
neurológico. Que el
chagas pasa de la
embarazada a su bebé, y
éste nace por tanto con
chagas. Que el
tratamiento es más
efectivo en los niños
que en los adultos. Que
el agente transmisor de
la enfermedad es en
Argentina la vinchuca,
pero que hay otros
insectos que también la
transmiten.
Que además está el contagio por
vía oral, por comidas o
bebidas contaminadas, y
que de esta forma de
contagiarse ya se
conocen brotes
epidémicos.- (*)
de la Facultad de
Farmacia y Bioquímica,
Cátedra de Inmunología,
Instituto de Estudios de
la Inmunidad Humoral,
Universidad Nacional de
Buenos Aires, Conicet. El
chagas ancestral Otro
conjunto de científicos,
éstos procedentes de
Chile, Colombia, Estados
Unidos e Italia, nos
informaban que la
enfermedad de Chagas
es mucho más antigua
de lo que en general
se dice. Con
técnicas de diagnóstico
sofisticadas pudieron
estudiar los restos
momificados de 283
individuos que habían
vivido, en distintas
épocas, en lo que hoy es
Chile y Perú. Casi la
mitad de ellos dieron
positivo para chagas, lo
que implica que de
chagas estaban enfermos,
y que la enfermedad era
frecuente entre ellos. Estos
restos momificados
corresponden a personas
que vivieron en tiempos
muy dispares, desde unos
nueve mil años antes de
nuestra era hasta más o
menos el año 1500 de
nuestra era. La
enfermedad de Chagas,
entonces, tiene una muy
larga trayectoria. Del
conjunto de individuos
momificados que se
estudiaron, más de un
tercio corresponden a
menores de 15 años.
Entre ellos destacan los
menores de dos años.
Destacan porque son los
más numerosos de todos
los menores, y también
destacan por ser el
grupo menos afectado de
todo el conjunto de
individuos. Esto último
no debería sorprendernos
porque ya se sabe que la
enfermedad de Chagas, en
la mayoría de los casos,
tarda muchos años en
manifestarse mediante
síntomas del corazón y
del aparato digestivo.
Pero cuando lo hace, el
mal ya está hecho. Por
otro lado, el notable
predominio de menores de
dos años nos indica que
la mortalidad infantil
era muy alta aquellos
tan largos tiempos. Todo
esto demuestra una vez
más que la ciencia, la
investigación, las
universidades, incluso
las de América Latina en
general, y de Argentina
en particular, tienen
suficiente capacidad
como para contribuir a
los avances del
conocimiento. Y de este
conocimiento se
desprende luego la
salud, la educación y el
bienestar.- / Publicará
El
Litoral, el ??
1?/10/24: [jpg] -
[html].
Todos los textos
de JB, aquí Los Bello.Cat
desde enero de 2015,
aquí La versión beta
del Bello.Cat, aquí Aquí, Paulo Bello / Alicia Bello, aquí
|
Diseño: Jorge Franganillo |