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![]() Santa
Fe y Barcelona, martes 1
de abril de 2025
Infancia
y salud EL
SÍNTOMA DE NUESTRO
TIEMPO Hace
unos días, el jueves 27
de marzo, el mundo se
quedaba atónito ante la
mayoría de las fotos.
Una vez más, insisto, es
necesario saber, para
después saber qué pensar
y cómo actuar. Ahora
quiero presentar varias
de estas fotos. Una que
habla de Anhelina, de 6
años. Otra que habla de
Muhamoud, de 9. Y dos
más que hablan de
quienes no sabemos el
nombre, pero por cierrto
que lo tienen. Son el
síntoma de nuestro
tiempo, el síntoma de
una enfermedad que se
expande, que se
contagia, pero que tiene
remedio. Las
fotos hablan, claro que
sí, y lo hacen con más
elocuencia de como lo
hacen no pocos de los
discursos habituales. El
pasado 27 de marzo se
dieron a conocer las
fotos finalistas del
premio World Press Photo
2025, tal vez el
certamen de fotografía,
de fotoperiodismo, más
prestigioso del mundo.
Hay que aprender a ver
la realidad, hay que
aprender escuchar con
los oídos y también con
los ojos, porque no todo
lo que sale de la boca
pública es palabra
válida, ni siempre es la
verdad. Al
premio se presentaron
casi sesenta mil fotos
procedentes de 141
países. Las fotos, todas
de 2024, se agrupan
según tres categorías
(individuales, historias
y proyectos) y según la
procedencia de aquéllo
de lo que dan
testimonio. Las fotos
seleccionadas, cada una
de las cuales habla de
una profunda historia
humana, están en el ueb
de World
Press Photo. Anhelina y Muhamoud Anhelina,
de 6 años, sufre ataques
de pánico desde que tuvo
que abandonar su casa
natal, cerca de la
frontera rusa, en
Ucrania, a causa de las
bombas, para escapar de
los bombardeos, para
salvar la vida. Tal vez
se pregunta por qué. En
la foto se la ve
paralizada, no se quiere
mover, no quiere mirar.
El miedo, en efecto,
paraliza. Hoy vive con
su abuela, alejadas de
la frontera, y me parece
difícil imaginar que
pueda superar sus
ataques de pánico puesto
que continuan los
bombardeos, la
destrucción y la muerte
a su alrededor. El autor
de la foto es el
fotógrafo alemán Florian
Bachmeier. Muhamoud
tenía 9 años cuando en
Gaza intentaba escapar
de un bombardeo israelí,
en marzo de 2024.
Resultó herido,
gravemente, y quedó para
siempre mutilado: perdió
ambos brazos, sólo tiene
un muñón de cada lado.
Me pregunto si era un
terrorista, o si lo es
ahora. O si entonces
tenía siquiera
tendencias terroristas,
y sobre todo si tenía
derecho a tenerlas, y si
las tiene ahora, si es
comprensible que las
tenga. Tuvo
suerte porque a tiempo
lo pudieron evacuar del
horror, y recibió
tratamiento. En la foto
se lo ve
desproporcionado, el
tórax es pequeño, y esto
quizá indica ciertas
antiguas dificultades de
nutrición y crecimiento,
o el reciente imperativo
de carecer de la
musculatura que
normalmente une cada
brazo con la mitad del
tórax. Me pregunto qué
será hoy de su vida. La
foto es de la fotógrafa
palestina Samar Abu
Elouf. Con
todas las fotos
finalistas comenzará una
exposición itinerante
que recorrerá varios
países. Comienza este
mes de abril, para
Semana Santa, en
Amsterdam, Holanda. En
mayo estará en Río de
Janeiro, en agosto en
San Pablo, en octubre en
Curitiba, y en diciembre
en San Salvador de
Bahía, en Brasil. La
exposición no se detiene
en Argentina, o tal vez
sea más acertado decir
que Argentina no la
recibe, o no la quiere
recibir, o no quiere que
se vean ciertas cosas,
no lo sé. Y me pregunto
por qué. Hannah Otras
fotos hablan de otros
niños y de otros
adolescentes, y de
cuánto sufren sólo por
tener la mala suerte de
estar bajo la sombra
tóxica de un
totalitarismo. Estoy
leyendo un libro, una
extensa biografía de
Hannah Arendt
(Young-Bruehl E. «Hannah
Arendt: una biografía»,
ed. Paidós, 2008). Para
saber más e intentar
entender. Alemana, de
familia judía asimilada,
brillante, polémica, de
pensamiento poderoso,
conservadora y
revolucionaria a la vez,
fue una de las grandes
pensadoras de nuestro
convulso mundo
contemporáneo. Consiguió
huir de la persecución
nazi y encontró sosiego
en New York, donde
escribió mucho y
profundo sobre los
totalitarismos y la
cuestión judía. Denunció
una y otra vez los
horrores de los
regímenes totalitarios
donde unos persiguen a
los otros, y donde no se
respetan los derechos y
las libertades del otro.
Es autora de obras tan
importantes como «Los
orígenes del
totalitarismo», de 1951,
donde desarrolla el
concepto del mal
radical: un mal
«incomprensible,
incastigable e
imperdonable». Y, entre
otros libros, de
«Eichmann en Jerusalen»,
de 1963, donde expone el
no menos terrible
concepto de la banalidad
del mal. No
sabemos
cómo se llaman Una
foto procedente de
Beirut, Líbano, muestra
un
grupo de personas,
todos jóvenes, hay un
niño entre ellos y una
mujer con un bebé en
brazos. Excepto la madre
y su bebé, todos miran
espantados hacia arriba
porque ven pasar a baja
altura un conjunto de
drones israelíes que
pronto descargan bombas,
destrucción y muerte. La
foto es de Murat Segül,
fotoperiodista de
Estambul, Turquía. Un
chico herido, que
mira con dolor, con
miedo, pero no mira a
ninguna parte. Recibe
atención médica y de
enfermería, y de los
vecinos, en el hospital
al-Aqsa, en el suelo,
después del bombardeo
israelí al campo de
refugiados donde estaba,
precisamente, para huir
de las bombas. Tiene
sangre en la cara, en el
cuello y en el tórax,
está sucio, todo parece
estar sucio en derredor.
La mano izquierda está
sucia y ensangrentada, y
alguien se la envuelve
con una venda limpia. La
foto es de un
fotoperiodista
palestino, Ali Hassan
Jadallah. Osvaldo Estas
fotos que comento tienen
en común un concepto
fácil de ver. El poder
es una enfermedad, un
mal que se expande y se
contagia, y lo que vemos
es síntoma de esta
enfermedad. Pero a la
vez es fácil de ver que
el tratamiento también
está a la visa: lo
tenemos en las manos. En
este contexto, la
memoria y el caso de
Osvaldo nos hacen
sabios. Santafesino,
escritor e historiador,
profesor de la
Universidad de Buenos
Aires, traductor de
Goethe y de Kafka,
Osvaldo Bayer también
denunció al poderoso que
atropella al niño. En
«La patagonia rebelde»,
un libro necesario para
saber quién fue quién y,
en consecuencia, quién
es quién en la
actualidad, explica, y
denuncia que en el
frigorífico Swift de Río
Gallegos imperaba el
trabajo infantil, y la
explotación, y que había
en particular un capataz
que se ensañaba con
ellos, los «peoncitos»,
así los llama Bayer, y
les pegaba para que
trabajaran más y más. Los adultos, que eran testigos de la injusticia a la vez que compañeros de trabajos e infortunios, organizaron una protesta para defenderlos. El 20 de abril de 1917. La cosa fue mal, hubo quien terminó en la cárcel, hubo quien perdió el trabajo. La historia se repite, las historias se repiten. Pero la memoria no se pierde. Este episodio, bien documentado con nombres y apellidos, y foto, está en la página 56, cap. 2 (tomo I), ed. Booket, Planeta, 2004. / Publicará El Litoral, jueves 03/05/25: html · jpg.
![]() Anhelina,
de 6 años, Ucrania, en
guerra, pánico. © Foto:
Florian Bachmeier, WPP2025
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