Santa
Fe y Barcelona, 01
de junio de 2022 LA
PEDIATRÍA EN EL
BOLSILLO
Ahora
que arrecian las
infecciones
respiratorias de la
infancia, y muchos
padres buscan atención
para sus hijos, es
momento de preguntar
si todos los niños de
la ciudad pueden
acceder fácilmente a
la atención de
pediatría que
necesitan. O si, por
el contrario, algunos
no consiguen atención
en tiempo y forma
adecuados. La
pregunta también es
válida para otros
países donde esta
atención es en gran
parte privada. Según
este modelo, accede al
médico quien paga en
el momento, o quien
viene pagando por mes.
Así, es probable que
reciban una atención
que guarda proporción
con lo que se paga y,
en consecuencia, no
siempre estas
atenciones están
avaladas por un buen
nivel de evidencia
científica. Este
modelo resulta caro y
poco eficiente, y es
injusto. Y suele
concentrar recursos
humanos y materiales
en ciertas zonas, en
detrimento de otras.
Ya se sabe que, en un
contexto global,
médicos y enfermeras
están mal
distribuidos. Abundan
donde hacen menos
falta, y escasean
donde más falta hacen. Si
quisiéramos aplicar
esto a la ciudad de
Santa Fe, en lo que a
pediatría se refiere,
podríamos preguntarnos
si, como debería ser,
los recursos de
pediatría de un barrio
concreto son
proporcionales a la
cantidad de niños que
hay en ese barrio. En
otras palabras, la
cantidad de horas de
atención, digamos a la
semana, o la cantidad
de turnos de pediatría
por semana, ¿guarda
proporción con las
necesidades médicas
del barrio? Yendo
más a lo práctico: ¿es
igual de fácil y de
rápido conseguir una
valoración profesional
de pediatría para un
niño, digamos con
fiebre, en un barrio
que en otro? Si
para una madre o un
padre, según en qué
barrio vivan, es
difícil conseguir esta
valoración, téngase
presente que es más
barato y más fácil
atender hoy a un chico
con fiebre y tos, que
con neumonía dentro de
tres o cuatro días. Y
téngase presente
también que es más
barato y más fácil
atender a ese chico en
su barrio que en una
guardia de pediatría
de hospital o
sanatorio. Y que
también lo es si lo
atiende alguien que ya
lo conozca de antes. Pero
no siempre las cosas
se hacen así. Entonces
hay desigualdades, que
no tienen nada de
nuevo, existen desde
hace mucho y en muchos
lugares. Y son
difíciles de
solucionar si se
quiere respetar el
deseo de un médico de
trabajar donde quiera. Esto
último es
cuestionable, puesto
que la formación de un
médico se hace con
recursos de todos.
Entonces se puede
pensar que el médico,
que no pagó los
estudios con dinero de
su bolsillo, debe
devolverle servicios a
la comunidad, con la
misma generosidad y en
la misma medida en que
recibió recursos y
servicios. Pero esta
espinosa cuestión no
es el objetivo de
estas líneas. No
obstante, picando
queda. En
este contexto de
pensar nuevas ideas,
baratas y efectivas
para viejos problemas,
la Organización
Mundial de la Salut
publicó, en marzo de
este año, un libro
extraordinario. Se
trata del Pocket
book of primary
health care for
children and
adolescents.
Guidelines for
health promotion,
disease prevention
and management
from the newborn
period to
adolescence. Es
todo un manual
de pediatría práctica
para la buena atención
primaria de pediatría.
Es sobre qué hay que
hacer y qué no hay que
hacer. Sobre cómo
hacer una valoración
profesional de
pediatría. Sobre qué
signos y síntomas son
de alerta. Sobre qué
tratamientos, sobre
qué medicamentos y a
qué dosis, etc. Aunque
lo definen como un
libro de bolsillo,
tiene más de 900
páginas. No cabe en un
bolsillo. Pero cabe en
el móvil, en el
celular. Incluye cómo
valorar un niño con
tos y fiebre, o
neumonía, o diarrea, o
convulsiones, etc. Y
sobre cómo valorar el
crecimiento y
desarrollo de un bebé.
Explica qué controles
hay que hacer, y qué
controles no valen la
pena, es decir, se
basa en aquéllo que
cuenta con un buen
nivel de evidencia
científica. Está
en inglés pero esto no
es un problema, porque
se publica bajo unas
normas de propiedad
intelectual que
permiten traducirlo y
copiarlo, incluso
modificarlo, con la
única condición de
citar la fuente. Igual
que otras
publicaciones del más
alto nivel, la versión
digital de este libro
es gratis y está en
formato imprimible. Desde
las primeras páginas,
este libro deja
constancia de que está
destinado a que lo
usen médicos,
enfermeras y otros
profesionales de la
salud. De esta manera
deja abierta la
puerta, tal como se
hace en otros países,
avanzados y en vías de
desarrollo, para que
otros perfiles
profesionales, además
de pediatras, asuman
más responsabilidad en
la atención primaria
de pediatría, en el
barrio. El
libro
La
atención primaria de
pediatría es la
primera puerta a la
que llaman tanto los
niños sanos (para
controles, vacunas,
etc.) como los que
están enfermos. Todos
los controles de
puericultura pueden
resolverse bien, aquí,
y la mayoría de las
enfermedades de la
infancia pueden ser
bien controladas en la
doméstica intimidad
del consultorio de
atención primaria del
barrio. Y aunque el
libro que comento está
editado por y para la
región europea, sus
contenidos son
universales, valen
también para Santa Fe,
y no se basan en
opiniones sino en
certezas. Traduzco
aquí unos fragmentos
de la Presentación: «Este
libro
de bolsillo está
destinado a los
médicos, enfermeras
y otros
profesionales de la
salud que son
responsables de la
atención de niños y
adolescentes en el
nivel de atención
primaria de la salud
(...) Sus
recomendaciones son
ampliamente
aplicables, y pueden
ser adaptadas por
los países a sus
circunstancias
específicas (...) A
los proveedores de
atención sanitaria
les permite cumplir
la promesa de una
atención primaria de
calidad: el hecho de
centrarse en
prácticas basadas en
la evidencia y en la
prevención,
garantiza que todos
los niños y
adolescentes reciben
la atención que
necesitan, y se
evitan así los
tratamientos
y las
hospitalizaciones
que no son
necesarios. La
atención primaria es
el enfoque más
inclusivo, eficaz y
eficiente para
mejorar tanto la
salud física y
mental como la salud
social y el
bienestar de todos,
en la comunidad, sin
dejar a nadie atrás.
Es la piedra angular
de cualquier sistema
sostenible de alta
calidad para la
cobertura sanitaria
universal.» Estas
palabras son una voz
experta, y conviene
escucharla. La
atención primaria de
pediatría debe
entonces atender al
menos cinco días a la
semana en un horario
de mañana y tarde que
permita asumir la
atención, organizada,
de todos los chicos
que vengan. Es así
como veremos que la
salud infanto-juvenil
repercute, para mucho
bien, en la vida
adulta.- Publica
El Litoral,
miércoles 8 de junio
de 2020... html
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