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Barcelona, 31 de julio de 2015

 

La fiebre

«El inicio de cada enfermedad me iba enseñando una y otra vez con qué seguro tacto, con qué cuidado y habilidad se presentaba siempre el infortunio. Pero no pretendía el llamar la atención.

 

Todo empezaba con unas manchas en la piel, como con un ligero malestar. Era como si aquella enfermedad estuviera más que habituada a esperar con paciencia a que el médico le diera alojamiento.

 

En efecto, el médico venía, y me examinaba e imponía que no me levantara de la cama. Además de lo cual me prohibía leer. Claro que, en cualquier caso, yo tenía cosas más importantes que hacer.

 

Pues en ese momento comenzaba a analizar lo que me pasaba, mientras tenía tiempo y mi cabeza aún no se encontraba demasiado confusa. Medía la distancia entre la cama y la puerta, y a continuación me preguntaba por cuánto tiempo más mis llamadas podrían superarla.

 

Veía mentalmente la cuchara, cuyo borde colmaban las súplicas constantes de mi madre, y cómo, tras haberse ido acercando con delicadeza hasta mis labios, de pronto se mostraba en su ser verdadero al verter con violencia la amarga medicina en mi garganta.

 

(...)

 

De niño estuve enfermo muchas veces. Tal vez venga de ahí eso que otros consideran en mí como paciencia, pero que en verdad no se parece a ninguna virtud.

 

(...)

 

Solía ser mi madre, casi siempre, quien me hacía la cama. Yo observaba, tumbado en el diván, cómo iba sacudiendo las distintas almohadas y las sábanas, y me veía ya, al atardecer, cuando cada día me bañaban y después me traían a la cama la cena en la bandeja de porcelana de colores.»

 

Walter Benjamin (Berlín, 1892 - Port Bou, 1940): Infancia en Berlín hacia el mil novecientos.

 

«La historia del libro Infancia en Berlín hacia 1900, iniciada a partir de los borradores de Crónica de Berlín y continuada en Ibiza con el proyecto de traducción al francés y con nuevos capítulos, continuará en París durante el otoño de 1933 y a lo largo de los dos años siguientes.

 

Desde París, lugar definitivo de su exilio, [Walter Benjamin] aún conseguirá publicar algunos capítulos más en periódicos alemanes, pero no conseguirá nunca ver consumado su deseo de publicar el libro, a pesar de su reiterado empeño.

 

(...)

 

Desde que se publicó por primera vez, en 1950, no ha dejado de reeditarse y traducirse, y hoy continúa valorándose no sólo como uno de sus mejores libros, sino también como uno de los más hermosos que se han escrito nunca sobre la infancia.»

 

(...)

 

«Desde Banyuls-sur-mer, en compañía de un pequeño grupo de personas en su misma situación, Benjamín partió el 26 de septiembre de 1940 hacia el puesto fronterizo español de Portbou.

 

Las autoridades españolas del régimen de Franco le exigieron el visado francés de salida y, puesto que no lo tenía, le nagaron el paso.

 

Antes de verse obligado a regresar de nuevo a Francia, sin duda para ser internado en un campo de concentración, Benjamin decidió quitarse la vida aquella misma noche.

 

Es posible que aquella noche del 26 de septiembre de 1940, en aquella habitación de hotel en Portbou, completamente solo, minutos antes de tomar las píldoras de morfina que llevaba en el bolsillo, Benjamín pensara en el lema del reloj de la catedral de Ibiza: aquel sencillo lema latino --Ultima mutis-- que anunciaba que cada nueva hora es también la última hora para muchos. A él se había referido precisamente, en 1935, en su ensayo El narrador.»

 

Vicente Valero. Experiencia y pobreza. Walter Benjamín en Ibiza, 1932-1933. Barcelona: Península, 2001, p. 111-112.

 

«En otros tiempos no había casa, o apenas habitación, en que no hubiese muerto alguien alguna vez. (El Medioevo experimentó también espacialmente lo que en un sentido temporal expresó tan significativamente la inscripción del reloj solar de Ibiza: Ultima mutis.) (...) Pero es ante nada en el moribundo en quien no sólo el saber y la sabiduría del hombre adquieren una forma transmisible, sino sobre todo su vida vivida, y éste es el material del que nacen las historias.»

 

Walter Benjamín. "El narrador". En: Para una crítica de la violencia y otros ensayos. Iluminaciones IV. Madrid: Taurus, 2001, p. 121.